"Corona de gotas de leche" |
Éste es el caso de Harold E. Edgerton. Su archifamosa foto Salpicadura de una gota de leche abrió el camino para aseverar el carácter científico que la fotografía puede aportar. Más que un fotógrafo, Edgerton fue un científico que trabajó en la docencia en el ya mítico Instituto Tecnológico de Massachusetts y que aplicó una técnica de su invención, el flash estroboscópico, a su afición favorita, la fotografía. En su búsqueda por detener el tiempo sobre una imagen fotográfica y poder observar lo que el ojo no es capaz de grabar en nuestro cerebro, nos hizo descubrir la esplendida belleza que se desprende de la dinámica producida por diferentes masas de materia, al chocar entre ellas o ser atravesadas por otra de mayor consistencia. Una belleza que hasta entonces jamás pudimos observar.
Si habitualmente exigimos a las imágenes de los fotógrafos consistentes que nos descubran su mundo interior y personal, en este caso hay que agradecer a este científico su inmensa curiosidad más allá de la expresión artística, su dedicación a detener el tiempo en una imagen y al descubrimiento de la belleza dinámica que encierra la naturaleza. Nada más, ni nada menos.
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